Artículo anterior: Algeciras – Tanger

Después de cargar pilas en el camping de Tánger. queríamos salir pronto, así que metimos la ropa que habíamos lavado y aún estaba mojada dentro de la furgo y empezamos a conducir hacia el Sur.

Nuestra primera parada fue Chefchaouen, la perla azul de Marreucos. Teníamos muchas ganas de visitar esta pequeña ciudad con las calles pintadas de azul zafiro. Llegamos a un parking en el centro y paramos allí. Como era mediodía y teníamos hambre nos pusimos a hacer la comida, fue una escena un poco cómica: teníamos la ropa colgada de punta a punta de la furgoneta lo que nos complicaba mucho movernos por dentro, todas las puertas estaban cerradas porqué hacia un olor a meado insoportable y estábamos sudando como cerdos por el calor que hacia a dentro. Pero nos lo tomamos con humor y nos comimos nuestro plato de pasta con verduras sentados en el sofá, sin montar la mesa.
 
Después de la odisea de la comida, nos pusimos dirección a la famosa medina. Al llegar allí fue una sensación agridulce. El lugar no decepciona, cada rincón te sorprende más que el anterior y parece como si te hubieras transportado en otra época. Lo malo es que estaba a reventar de turistas, cosa que hacia que perdiese un poco su encanto. En ciertos momentos los callejones se volvían claustrofóbicos y agobiantes y para hacer una foto tenías que hacer cola, así que antes de pillar un cabreo más grande, decidimos volver a la furgo y volver la mañana siguiente más temprano.
 
Al llegar a la furgo lo primero que hicimos fue arrancar e irnos de ese parking con olor a meado y nos pusimos rumbo a otro parking, este estaba lleno de basura y no era muy acogedor, pero al menos no olía nada. Pagamos 30 Dirhams, 2,80€, por una noche y un día. Llegamos con pocas fuerzas, pero eso si, aprovechamos los dos panes redondos que habíamos comprado de camino a la furgo, estos típicos marroquíes que encuentras por todas partes, y nos hicimos una especia de hamburguesas con soja texturizada y aguacate que nos sentaron a gloria.

Vimos y disfrutamos la perla azul la mañana siguiente. Nos perdimos con más tranquilidad por sus callejuelas y descubrimos rincones preciosos que no habíamos visto entre tanta gente el día interior.

¿Sabíais que las calles siguen un código de color? Si el suelo está pintado de azul quiere decir que no hay salida, mientras que las calles que no tienen el suelo pintado, puedes seguir el camino. 
 
Hacia el medio día volvimos hacia la furgo para hacer la compra en el mercado local. Habíamos tenido suficiente de personas y de ciudad, queríamos naturaleza y relax así que nos pusimos rumbo a un park4night que resultó estar mucho más lejos de lo que creíamos. Pasamos por muchos pueblos pequeños lejos de la nacional en dirección Fes. Resultó que el park4night no era lo que pensábamos y buscamos otro.  
Cada pueblo que pasábamos nos dejaba una sensación más y más agridulce. Los locales nos miraban mal al pasar, nos chillaban y nos dejaban claro que no éramos bienvenidos. Por el momento las vistas no habían sido tampoco como nos esperábamos, solo veíamos barraquismo y basura, cantidades inimaginables de basura. Como colofón pasando por un pequeño pueblo un grupo de niños y niñas se encararon con nosotros, tirándose por el medio de la carretera para que no pudiéramos pasar. Fue una experiencia muy desagradable para los dos, no nos sentíamos seguros, solo queríamos irnos. No fuimos al park4night, conducimos un par de horas más para llegar Fez y dormir en un camping, con seguridad, sin malas miradas.
 
Había sido una mala tarde y un principio de viaje muy distinto al que nos esperábamos, pero aunque los dos estuviéramos decepcionados, cansados y no nos sintiéramos seguros no íbamos a dejar que un mal principio definiera todo un país y una cultura. Nos duchamos con agua caliente, relajamos, comimos y decidimos parar y retomar fuerzas. 
 
El día siguiente no pasó mucho, dormimos, comimos, vimos Harry Potter y nos organizaos el trabajo. Decidimos quedarnos un día más para visitar Fez, lo decidimos entonces por que visto el recibimiento del día anterior, íbamos a pasarlo de largo para ir a la montaña. Pero no podíamos dejar de ver sitios que seguramente eran preciosos por culpa de una mala experiencia de un día.
 
Cogimos un taxi y llegamos a la Medina el Bali sobre las 10 de la mañana, nos sorprendió ver que aún se estaba despertando, seguramente las noches en la ciudad se alargan un poco más. Nos paseamos, nos perdimos, nos encontramos, vimos muchos sitios preciosos que paramos a admirar, pero sin indagar mucho más en ellos. Fue un rato bastante agradable, sin mucha gente que nos intentara hacer de guía. 

Llegamos a una curtiduría pequeña y decidimos entrar, nos guió un hombre que no hablaba español, ni inglés, y curiosamente muy poco francés, pero nos entendimos bien. Es un sitio que no deja indiferente a nadie, nadie que tenga estómago o sentido del olfato. Nada más acercarte recibes un fuerte puñetazo en la cara a olor a muerto y a podrido, si se puede definir así. Montañas de pieles y trozos de animal por el suelo encharcado lleno de moscas. No estábamos preparados para un olor así, intentamos mantener la compostura, el muchacho nos enseñó todo en detalle. Fue difícil no vomitar mientras le sonreíamos y intentábamos entender lo que nos estaba contando. Nos enteramos después que se suele llevar hojas de menta para oler mientras estás allí. Fuimos a pelo y va a ser difícil olvidarlo.

Después de eso andamos un poco más y topamos con la curtiduría de Chouara, pagamos 10 Dhr cada uno para subir a una terraza. Ya habíamos visto como funcionaban, solo queríamos hacer una foto de la más grande. 

Con el estómago demasiado revuelto y ya un bullicio más intenso de gente, decidimos dejarlo allí y volver al camping, a por un chapuzón en la piscina, lavar platos y ropa, trabajar un poco y prepararnos para salir temprano hacia Ifren. Intentaremos decir adiós a los campings siempre que nos sintamos seguros en el sitio, por supuesto.

Siguiente artículo: Ifrane

THE VANEFFECT

Sigue nuestro viaje en las redes sociales

Aviso legal - Política de privacidad - Política de cookies

Diseñado por The Vaneffect  Creative Studio - Copyright 2018 The Vaneffect® - Todos los derechos reservados

Share This